De izquierda a derecha con Néstor Stancanelli (Subsecretario de Comercio Exterior), Norberto Bertaina (Secretario de Haciendo), el Ministro de Economía Bernardo Grinspum y yo en reunión de trabajo.
A fines de la década de los 80 sufrimos una derrota cultural que incluía la teórica frente al auge del neoliberalismo, la tesis del pensamiento único, del fin de las ideología y el colapso ("desmerangamiento" se lo llamó) de la Unión Soviética y los países de la Europa Oriental. Este cuadro, sumado a la alta inflación primero y la hiperinflación después, generó en nuestras líneas (la del pensamiento nacional) tentaciones revisionistas en cuestiones como el rol del Estado y del mercado y una nueva visión del eficientismo. Nos estamos refiriendo a las manifestaciones más nocivas de esa derrota en el plano ideológico y hacia el interior del radicalismo. Tal cual sus antecedentes en tanto vínculo con el poder el peronismo, en cambio, entregó sus armas sin mas.
La campaña electoral de 1989 ya expresaba complejos de inferioridad que se manifestaron en el gobierno de De la Rua no obstante las evidencias empíricas del de Menem y que se expresaban en las estadísticas. Es que le adjudicaban categoría moral exclusivamente a las falencias del tiempo menemista. Entonces la derrota cultural incluyó no solo la teórica sino la política.
Este bajo nivel de la autoestima incluyó la visión respecto a la gestión de la economía por parte del gobierno radical. Formó parte de un relato que no tuvo en cuenta los por qué de "la década perdida" en todo el continente ni que la modernidad podía tener contenidos distintos y alternativos. Y sobre todo la naturaleza de las cosas que nos proponemos dilucidar para acotar las simplificaciones no exentas, muchas veces, de oportunismo o ignorancia y cuando no de las dos cosas.
Sobre todo la noción del eficientismo más pagado al facilismo y la simplificación.
De cualquier modo no puede perderse de perspectiva el contexto, y salvo algunas manifestaciones en Alemania, el pensamiento social demócrata asumía que las posibilidades del Estado de Bienestar se habían agotado por las nuevas claves y actores de la competitividad y la globalización. La bibliografía "de izquierda" española de la época es prolífica e influyente entre nosotros. Era anterior al anterior al auge de la competitividad en el estado de bienestar en los países nórdicos (particularmente el finlandés luego de afrontar el derrumbe de la Unión Soviética de la que era en extremo dependiente). Entonces se evidenció el carácter apologético de todo lo que se venía diciendo y que fundamentara la gestión neoliberal desde “la izquierda” y promoviera la alternativa de la Nueva Vía.
Revistas asiduamente consultadas por nosotros exageraban tratando de encontrar los fundamentos para convalidar la cara progresista del nuevo orden. Apelaban a que el capitalismo era una creación del racionalismo y el mercado el gran asignador de recursos y todo así hasta que en el Manifiesto de la Nueva Izquierda Europea, prologada por Felipe González precisamente, se afirma contundentemente dos cosas; el neloberalismo ha fracaso no sin antes llevar a la juventud a la ahistoricidad y el mercado tiene atributos asignadores pero carece de horizonte temporal y social. Felipe era uno de los precursores de todo esto entre nosotros y muchos encontraron fundamentos para "la huida".
La campaña electoral de 1989 ya expresaba complejos de inferioridad que se manifestaron en el gobierno de De la Rua no obstante las evidencias empíricas del de Menem y que se expresaban en las estadísticas. Es que le adjudicaban categoría moral exclusivamente a las falencias del tiempo menemista. Entonces la derrota cultural incluyó no solo la teórica sino la política.
Este bajo nivel de la autoestima incluyó la visión respecto a la gestión de la economía por parte del gobierno radical. Formó parte de un relato que no tuvo en cuenta los por qué de "la década perdida" en todo el continente ni que la modernidad podía tener contenidos distintos y alternativos. Y sobre todo la naturaleza de las cosas que nos proponemos dilucidar para acotar las simplificaciones no exentas, muchas veces, de oportunismo o ignorancia y cuando no de las dos cosas.
Sobre todo la noción del eficientismo más pagado al facilismo y la simplificación.
De cualquier modo no puede perderse de perspectiva el contexto, y salvo algunas manifestaciones en Alemania, el pensamiento social demócrata asumía que las posibilidades del Estado de Bienestar se habían agotado por las nuevas claves y actores de la competitividad y la globalización. La bibliografía "de izquierda" española de la época es prolífica e influyente entre nosotros. Era anterior al anterior al auge de la competitividad en el estado de bienestar en los países nórdicos (particularmente el finlandés luego de afrontar el derrumbe de la Unión Soviética de la que era en extremo dependiente). Entonces se evidenció el carácter apologético de todo lo que se venía diciendo y que fundamentara la gestión neoliberal desde “la izquierda” y promoviera la alternativa de la Nueva Vía.
Revistas asiduamente consultadas por nosotros exageraban tratando de encontrar los fundamentos para convalidar la cara progresista del nuevo orden. Apelaban a que el capitalismo era una creación del racionalismo y el mercado el gran asignador de recursos y todo así hasta que en el Manifiesto de la Nueva Izquierda Europea, prologada por Felipe González precisamente, se afirma contundentemente dos cosas; el neloberalismo ha fracaso no sin antes llevar a la juventud a la ahistoricidad y el mercado tiene atributos asignadores pero carece de horizonte temporal y social. Felipe era uno de los precursores de todo esto entre nosotros y muchos encontraron fundamentos para "la huida".
No conocía este relato de La Gaceta de Tucumán pero da cuenta del ambiente. http://www.lagaceta.com.ar/nota/304133/Argentina/pueblo_unido_jamas_sera_vencido_canto_hace_25_a%C3%B1os.htm
Las filas en nuestro gobierno no eran impermeables al gran debate y las organizaciones de los sectores más dinámicos de nuestras fuerzas no lo asumían. Recuerdo la tesis "pragmática" de que había que asumir al proteccionismo europeo, particularmente francés, como un dato de la realidad y ponerle una campana y avanzar sobre otros temas por que para ellos, los franceses, tenía hasta fundamentos medioambientales. Y sus producciones subsidiadas invadían nuestros mercados bien ganados desde lo que éramos eficientes (la agricultura). En definitiva la contradicción de Centro-Periferia manifestada en ambos progresismos aunque no le escabullían al debate en el que los marcó a fuego, en su momento, el joven vietnamita Ho Chi Min que los derrotó militarmente en el colapso del dominio en Indochina y por la batalla de Dien Bien Puh y antes que ocurriera lo propio respecto a los norteamericanos luego de su “experiencia” militar en la que también fueron derrotados. El saludo que en esos tiempos hacíamos a las luchas anticoloniales y antiimperialistas desde la juventud, y particularmente la Franja Morada, no se tradujo en homogeneidad cuando devenimos en factores incidentes. Tampoco en visión la visión sobre la naturaleza de la burguesía nacional en ese momento y el qué hacer al respecto. Nosotros advertíamos su carácter de hibridez en el sentido que su incapacidad de reproducirse si no era por cuasirentas política y su carácter poco innovador. De esto daremos cuenta en una nota especial sobre la Junta Coordinadora desde el 11 de Diciembre de 1983. Y sobre todo en la naturaleza del relato. El vínculo de la política con la economía y el valor del Estado en el discurso.
Entonces potencias como la India y China aún no eran jugadores mundiales. Así, las opciones y capacidad de negociación y regateo estaban muy limitadas. Era obvio que la situación nos nos llevaría a la opción del socialismo real que en materia económica incumplía acuerdos como preludio de su crisis. Por otra parte, el Partido Comunista argentino atacaba ferozmente a la política económica apuntándole un carácter proimperialista absurdo. Luego implosionaron al compás de lo que pasó en la URSS y ahora muchos de ellos son K.
Han pasado 25 años de la instauración democrática y 20 del inicio del auge neoliberal y las tesis de Alfonsín sobre las inconveniencias del Estado mínimo han triunfado inclusive sobre la visión de Felipe Gonzáles. Es que en Argentina con el colapso de la convertibilidad y en el mundo con la crisis actual, ha ocurrido el retorno triunfal de Keynes tal cual se lo advierte en la cumbre de la Academia y en los paliativos a la crisis internacional de estos tiempos.Con estas advertencias vayamos a la herencia recibida de la dictadura el 10 de diciembre, que sumada a la gran crisis internacional, fue de una magnitud inédita en la historia económica argentina.
Entonces potencias como la India y China aún no eran jugadores mundiales. Así, las opciones y capacidad de negociación y regateo estaban muy limitadas. Era obvio que la situación nos nos llevaría a la opción del socialismo real que en materia económica incumplía acuerdos como preludio de su crisis. Por otra parte, el Partido Comunista argentino atacaba ferozmente a la política económica apuntándole un carácter proimperialista absurdo. Luego implosionaron al compás de lo que pasó en la URSS y ahora muchos de ellos son K.
Han pasado 25 años de la instauración democrática y 20 del inicio del auge neoliberal y las tesis de Alfonsín sobre las inconveniencias del Estado mínimo han triunfado inclusive sobre la visión de Felipe Gonzáles. Es que en Argentina con el colapso de la convertibilidad y en el mundo con la crisis actual, ha ocurrido el retorno triunfal de Keynes tal cual se lo advierte en la cumbre de la Academia y en los paliativos a la crisis internacional de estos tiempos.Con estas advertencias vayamos a la herencia recibida de la dictadura el 10 de diciembre, que sumada a la gran crisis internacional, fue de una magnitud inédita en la historia económica argentina.
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