domingo, 15 de marzo de 2015

Nota 542: CON CUBA. Una relación personal especial,de carácter argentino y base Radical,



Un futuro promisorio aguarda a Cuba con el restablecimiento de las relaciones con Estados Unidos. Espero que el Gobierno argentino sepa aprovecharlo. Es que desde 1973 hemos aportado mucho esfuerzo solidario, además de en lo político, en lo económico y de lo que fui más que testigo desde entonces.
Canadá, además de El Vaticano,  tuvo en rol importante en el restablecimiento de relaciones y mi explicación es que el fuerte vínculo comercial y de inversiones (incidente en la producción de cobre) estuvo motivada en la necesidad de testimoniar independencia política respecto a los Estados Unidos con el que tiene fronteras cada vez más invisibles. Argentina se sumó al bloqueo en 1961 y duró hasta 1973 cuando al influjo de José B Gelbard (Ministro de Economía de Cámpora) se restablecieron relaciones y se promovió un vínculo intenso desde lo comercial.
Los cubanos tienen una particular estima hacia lo argentino y recuerdan a actores, actrices y cantantes argentinos de un modo preferencial. Esa mirada es anterior al Che Guevara. Con él se acrecentó, obviamente.
Visité la La Habana por primera vez en 1973 para iniciar la organización de una misión comercial y lo que fue la Exposición Argentina en La Habana ejecutando la política comercial que promovió el levantamiento del bloqueo, el primero de la Región. En el marco de esos eventos conocí a Fidel Castro con el que me reencontré durante mi gestión como Secretario de Comercio de Argentina en marzo de 1984 (foto en una recepción especial y de la que estoy reconocido)  y en el 2001 y 2002 en largas tertulias con él y con Cesar Jarovslaky con el que fue muy  solidario en su padecer y que como argentino  y radical tengo en cuenta.
Reconocen, son muy agradecidos, en mi gestión ejecutiva y diplomática una gran predisposición que, en la perspectiva argentina era aportar la reinserción cubana en la familia latinoamericana (era miembro del CAME, el bloque económico liderado por la Unión Soviética además del fuerte vínculo militar). Así, le asignamos un crédito bajo la modalidad de revolving por 200 millones de dólares que se renovaban automáticamente las cancelaciones. Y concertamos un acuerdo comercial. El mismo se hizo en el contexto  de Acuerdo de Alcance Parcial  en el marco del Tratado de Montevideo de 1980 bajo el paragua de la ALADI (Asociación Latinoamericana de Integración). Fue el primero que hizo Cuba con un País latinoamericano. La tradición radical Yrigoyeniana fue alterada, lamentablemente, durante el gobierno de De la Rua (en línea de las relaciones carnales de Menem) con el voto favorable a una condena en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU y bajo presión norteamericana. Esta claudicación mereció la condena de muchos correligionarios, incluido Raúl Alfonsín. Es que el interés norteamericano estaba siempre en ahogar a Cuba en todos los aspectos. Es que ellos, y nuestra base ideológica, tienen en común el de sufrir de pies antes de vivir de rodillas. Todos tomamos nota, entonces, la peculiaridad de la visita de Raúl Alfonsín a La Habana que fue el primer presidente argentino en hacerlo y por encima de la diversidad ideológica.
La posición del Radicalismo fue siempre la de la defensa de la autodeteminación de los pueblos y la no injerencia, pilares sustanciales de la política exterior histórica del radicalismo y reconociendo en la iniciativa norteamericana un propósito político que alteró Obama. Y lo que nos debíamos decir lo hacíamos diplomáticamente y en un contexto de reserva y agradeciendo siempre la solidaridad cubana en tiempo de Malvinas.
Uno de los hechos más significativos en mi gestión diplomática es haber auspiciado el ingreso de Cuba como país observador y luego miembro pleno de la ALADI. Una distinción especial fue en la de la ceremonia correspondiente en presencia de altos funcionarios latinoamericanos en donde se reconoció mi gestión como Representante Argentino y como Presidente del Comité de Representantes y para ese final feliz que aguantó hasta la diplomacia pinochetista.
Durante la década del 90, ya en el campo preferencial,  asistí a iniciativas en materia de cooperación tecnológica en el campo digital y biotecnológico y en los momentos cruciales del período especial como consecuencia de la caída de la Unión Soviética.
Muchos amigos formaron y forman parte de mi capital humano. Ente ellos reconozco al General Williams Galvez, que combatiera en la Sierra Maestra al lado de Camilo Cienfuego. Froilan Gonzalez, biógrafo del Che Guevara, el General Tomás Benitez Martinez figura central del combate contra las tropas sudafricanas y reconocida por Mandela, Ricardo Cabrisa, Ministro de Comercio Exterior y conocí a personalidades destacadas como el Comandante Guillermo Garcia, Ramiro Valdez cercano al Che y encargado de localizar sus restos en Bolivia, científicos, artistas y simples ciudadanos que integran ese acervo.  Al lado de ellos estuve en los momentos dramáticos del "período especial" que siguió al derrumbe de la Unión Soviética.
Promoví la producción argentina de la película Hasta la Victoria Siempre dirigida por De Sanzo y la trasmisión satelital de los actos en homenaje al Che Guevara y por mi hijo Esteban en el programa Zoo del periodista Juan  Castro y, otra, durante la históricas visita papal a “la mayor de las Antillas”.
Y amigos de siempre. Algunos de ellos emigraron entre la llaga que devino del bloqueo norteamericano y que cuentan con mi afecto.
Tiempos promisorios se avecinan para la economía cubana. Espero que el Gobierno argentino sepa capitalizarlos recogiendo lo sembrado desde 1973 por radicales y peronistas, sintiendo en mi caso el orgullo de de haber aportado en el motivo que movilizó a Obama para su valiente paso de restablecer relaciones diplomáticas y promover el levantamiento del bloqueo asesino. “Los hombres son sagrado para los hombres y los pueblos para los pueblos”. (Hipólito Yrigoyen).


Nota 543: La cuestión Macri y el día que estuvimos en ninguna parte.





Si la mayor parte de nuestro electorado quiere una alianza con Macri, y la mayor parte de nuestra militancia y una parte de nuestra dirigencia lo rechaza,  estamos frente a una gran fractura de idendidad. Y así  el Kirchnerismo nos está venciendo políticamente. Lo cual es una paradoja respecto al propósito buscado. 
No podemos pensar (ni superar) esta crisis cuando la categoría con la que la pensamos son parte de la misma. Entonces somos parte del problema y no de la solución. 
Lo de ayer,  la Convención, fue  una foto en vez de la  versión 2015 de una pelicula. 
Con Raúl Alfonsín en vida pudimos disimular un adelanto de la misma  en las elecciones del  2007 cuando con Lavagna enfrentamos a CFK-Cobos y a no pocos radicales que entonces denominamos K. Su manifestación evidente fue la Provincia de Buenos Aires cuando a las apuradas tuvimos que imponerle a  Ricardo Alfonsín- Brandoni  una campaña breve  para contener el electorado que no se canalizaba con Sarghini, un  peronista que hoy reviste en el Frente Renovador y que era el candidato unguido entonces.  Dicho sea de paso, con no pocos radicales integrando sus listas.  
Con Ricardo, precisamente, en el  2011,  salimos a intentar ganar con De Narváez, una decisión complementada  por el error brutal que cometimos al llevar a Monica López y a José Scioli como candidatos a Vice Gobernador y Senador Nacional respectivamente.  Interrumpimos, entonces,  un ciclo virtuoso de recuperación con el que volvimos a ganar la calle para los radicales, Y lo peor, nos olvidamos de la experiencia Sarghini. Y ahora nos conmociona compartir las PASO con Macri y Carrió y nos olvidamos de esa experiencia De Narvaez y cia.. 
Es que como  que cada elección es independiente de  la anterior y  pecamos en los años electorales presidenciales y en las legislativas  vamos al Ganges para purificarnos. Así, de este modo,  los problemas de hoy serán los del 2019.

La política es una realidad en movimiento. Una película y no una fotografía. Y la película se llama “Las tentaciones de derecha de la UCR  para enfrentar al Kirchnerismo”.  Y es el modo de oposición al Kirchnerismo el que determina la naturaleza de la trama promoviendo una contradicción entre el nosotros progresistas con nuestro electorado. El que no ve a Macri con la misma lente. . Y como somos dos direcciones distintas para electorados similares la conmoción nos incluye.  De modo tal que los mismos actores tienen actitudes diferentes en cada ocasión y muta “lo malo” y “lo bueno” de un modo que no podemos sino sintetizar la cosa entre traidores y leales mutantes

El problema de fondo  es que no supimos descubrir el modo de confrontar con el Kirchnerismo sin desnaturalizarnos.  Y, así, ocurrirá lo mismo dentro de cuatro años   (cualquiera fuere  el número de bancas o gobernaciones que se conquisten).  Renunciar a una perspectiva  progresista de proyecto de País desde una  oposición a un régimen que bastardea banderas (muchas de las cuales son nuestras) es  la matriz de nuestras dificultades. El que agobia a la abnegada militancia que se indigna (bienvenida la indignación), pero  la indignación no es una política cuando hace falta política.

Y la cuestión no es quienes estuvieron ayer de un lado y  quienes de otro. También es de  los que estuvimos en ninguna parte prentendiendo jugar  futbol en una cancha de beisbol con jugadores que, con nuestros colores, juegan a un deporte distinto cuando no desconocido. Con otra pelota, con distintas reglas pero con los mismos protagonistas porque de renovación ni hablemos.

Y ahora a la que única que queda. Militar el resultado de la Convención intentando poder ganarle con Sanz  a Macri y tapar la boca sucia de la Dra. Carrió cuando enloda a nuestros dirigentes. Revalorizar al Partido como un colectiva necesario para afrontar el 11 de diciembre cualquiera fuere el resultado. Ahora, la categoría Partido es irrelevante aún una Convención de la que habla positivamente todo el País político.Nos hace falta para preservar la soberanía partidaria de la que también se habló ayer.

El desprecio de la experiencia es algo terrible. Y sobre todo cuando ella nos revela las claves del triunfo de 1983 a un peronismo mucho más mafioso y prepotente que esta variante Kirchnerista. Entonces no hicimos anti peronismo sino militamos por un País democrático e independiente.

Y queda pendiente (otra clave) el por qué de la disputa de electorados similares con direcciones con  filosofía e historias políticas diferentes  (UCR y PRO) .

 Insisto en mi tesis cuando murió Olivera. Reivindicando para nosotros de manera petulante el carácter de socialdemócrata o de centro izquierda, espantamos a una “derecha”  ilustre en nuestro Partido dejando a un electorado  propio (en contexto de la naturaleza dicha de la contradicción con el Kirchnerismo) bajo la dirección de una derecha que nada tiene que ver con nuestra historia y a la que tenemos que ganar. Aliada necesaria desde la clave del modo de hacer oposición en estos años.
Ellos, viniendo por nuestro electorado vienen por nosotros.  Nosotros, yendo por preservar a nuestro electorado debemos ir por ellos y eso corresponde desde ahora a otra etapa histórica. Entonces nadie renuncia, no se baja ninguna bandera, cada uno en su lugar y reflexionando el por qué de la recurrencia de años presidenciales  pecaminosos y los legislativos de baños espirituales, suponiendo que nuestros primos son más puros que nosotros.

La cuestión es nuestra. Es ideológica.  Hace rato que se ha encendido un espiral y con una braza casi invisible se está consumiendo hacia el  centro cuando desde nuestra experiencia debería tener un sentido inverso. Para revertir eso deber  retornar  el Partido de valores en vez del de intereses. Se puede y se debe.Es que el Partido de Alfonsín tiene deberes que cumplir, aún.