Si la mayor parte de nuestro electorado quiere una alianza con Macri, y la mayor parte de nuestra militancia y una parte de nuestra dirigencia lo rechaza, estamos frente a una gran fractura de idendidad. Y así el Kirchnerismo nos está venciendo políticamente. Lo cual es una paradoja respecto al propósito buscado.
No podemos pensar (ni superar) esta crisis cuando la
categoría con la que la pensamos son parte de la misma. Entonces somos parte del problema
y no de la solución.
Lo de ayer, la Convención, fue una foto en vez de la versión 2015 de una pelicula.
Con Raúl Alfonsín en vida pudimos disimular un adelanto de la misma en las elecciones del 2007 cuando con Lavagna enfrentamos a
CFK-Cobos y a no pocos radicales que entonces denominamos K. Su manifestación evidente fue la Provincia de Buenos Aires cuando a las apuradas tuvimos que imponerle a Ricardo Alfonsín- Brandoni una campaña breve para contener el electorado que no se
canalizaba con Sarghini, un peronista
que hoy reviste en el Frente Renovador y que era el candidato unguido entonces. Dicho sea de paso, con no pocos radicales integrando sus listas.
Con Ricardo, precisamente, en el 2011, salimos a intentar ganar con De Narváez, una decisión complementada por el
error brutal que cometimos al llevar a Monica López y a José Scioli como
candidatos a Vice Gobernador y Senador Nacional respectivamente. Interrumpimos, entonces, un
ciclo virtuoso de recuperación con el que volvimos a ganar la calle para los
radicales, Y lo peor, nos olvidamos de la experiencia Sarghini. Y ahora nos conmociona
compartir las PASO con Macri y Carrió y nos olvidamos de esa experiencia De Narvaez y cia..
Es que como que cada elección es independiente
de la anterior y
pecamos en los años electorales presidenciales y en las legislativas vamos al Ganges para purificarnos. Así, de este modo, los problemas de hoy serán los del 2019.
La política es una realidad en movimiento. Una película y no
una fotografía. Y la película se llama “Las tentaciones de derecha de la
UCR para enfrentar al Kirchnerismo”. Y
es el modo de oposición al Kirchnerismo el que determina la naturaleza de la
trama promoviendo una contradicción entre el nosotros progresistas con nuestro
electorado. El que no ve a Macri con la misma lente. . Y como somos dos
direcciones distintas para electorados similares la conmoción nos incluye. De modo tal que los mismos actores tienen
actitudes diferentes en cada ocasión y muta “lo malo” y “lo bueno” de un modo que
no podemos sino sintetizar la cosa entre traidores y leales mutantes
El problema de fondo es que no supimos descubrir el modo de confrontar
con el Kirchnerismo sin desnaturalizarnos.
Y, así, ocurrirá lo mismo
dentro de cuatro años (cualquiera fuere el número de bancas o gobernaciones que se
conquisten). Renunciar a una perspectiva
progresista de proyecto de País desde
una oposición a un régimen que bastardea
banderas (muchas de las cuales son nuestras) es
la matriz de nuestras dificultades. El que agobia a la abnegada militancia
que se indigna (bienvenida la indignación), pero la indignación no es una política cuando hace
falta política.
Y la cuestión no es quienes estuvieron ayer de un lado y quienes de otro. También es de los que
estuvimos en ninguna parte prentendiendo jugar futbol en
una cancha de beisbol con jugadores que, con nuestros colores, juegan a un
deporte distinto cuando no desconocido. Con otra pelota, con distintas reglas
pero con los mismos protagonistas porque de renovación ni hablemos.
Y ahora a la que única que queda. Militar el resultado de la
Convención intentando poder ganarle con Sanz a Macri y tapar la boca sucia de la Dra. Carrió
cuando enloda a nuestros dirigentes. Revalorizar al Partido como un colectiva
necesario para afrontar el 11 de diciembre cualquiera fuere el resultado. Ahora,
la categoría Partido es irrelevante aún una Convención de la que habla positivamente todo el
País político.Nos hace falta para preservar la soberanía partidaria de la que también se habló ayer.
El desprecio de la experiencia es algo terrible. Y sobre
todo cuando ella nos revela las claves del triunfo de 1983 a un peronismo mucho
más mafioso y prepotente que esta variante Kirchnerista. Entonces no hicimos anti
peronismo sino militamos por un País democrático e independiente.
Y queda pendiente (otra clave) el por qué de la disputa de
electorados similares con direcciones con filosofía e historias políticas diferentes (UCR y PRO) .
Insisto en mi tesis
cuando murió Olivera. Reivindicando para nosotros de manera petulante el carácter
de socialdemócrata o de centro izquierda, espantamos a una “derecha” ilustre en nuestro Partido dejando a un
electorado propio (en contexto de la
naturaleza dicha de la contradicción con el Kirchnerismo) bajo la dirección de
una derecha que nada tiene que ver con nuestra historia y a la que tenemos que
ganar. Aliada necesaria desde la clave del modo de hacer oposición en estos años.
Ellos, viniendo por nuestro electorado vienen por nosotros. Nosotros,
yendo por preservar a nuestro electorado debemos ir por ellos y eso corresponde
desde ahora a otra etapa histórica. Entonces nadie renuncia, no se baja ninguna bandera, cada uno en su lugar y reflexionando el por qué de la recurrencia de
años presidenciales pecaminosos y
los legislativos de baños espirituales, suponiendo que nuestros primos son más puros que
nosotros.
La cuestión es nuestra. Es ideológica. Hace rato que se ha encendido un espiral y con
una braza casi invisible se está consumiendo hacia el centro cuando desde nuestra experiencia
debería tener un sentido inverso. Para revertir eso deber retornar el Partido de valores en vez del de intereses.
Se puede y se debe.Es que el Partido de Alfonsín tiene deberes que cumplir, aún.
1 comentario:
Comentario de primera digestión:
Elección de circunstancias para análisis analógico: excelente
sensación por el análisis: doloroso, pero no desesperanzador, estimulante.
Como siempre impecable veracidad, escrito como si pretendieras que no te importe pero se nota el compromiso
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