Los partidos políticos que tienen elecciones internas están sujetos al fraude de los marginales. La cuestión, en el estado de la democracia argentina, es que haya mas partidos que diriman sus candidaturas por este modo y que sea menor la incidencia de las malas prácticas. Y esto será así si se asume a la trampa como un atentado a la gente y su democracia y un asalto a la confianza y no como una picardía "bilardista" poniendo diarreico en el agua para ganar por Argentina a Brasil.
En la nota 358 dimos cuenta de lo ocurrido en el Municipio Urbano de la Costa incidente en la elección de candidatos para la quinta sección en los comicios internos pasados. La Justicia Electoral dió por ganador al ganador efectivo lo que no había ocurrido con la Junta Electoral partidaria. 5a0 no es la victoria de Argentina a Brasil en términos de diarrea sino el del verericto de los jueces a favor de Carlos Fernandez.
Su fuente de militancia fue la Junta Coordinadora Nacional. Su actividad actual es la de ser el Jefe de Gabinete del Municipio de Tandil que es uno de los más innovadores de la Argentina bajo la conducción del Intendente Lunghi. Por otro lado, el que más renovación generacional produce en el radicalismo que conozco. La juventud brilla por sus oportunidades. En la Universidad del Centro la Franja Morada activa de un modo generoso y en línea con la tradición reformista del esfuerzo y ha luchado por esta causa.
Carlos Fernández no ha cejado en su propósito de la lucha por lo justo. "Con la transparencia no se negocia". Inclusive activa la causa penal para evitar la impunidad de los tramposos que serán expulsados como corresponde.
En este proceso nuestro Partido ha podido demostrar por qué es el mejor en linea con la nota anterior. Y ha sido posible por alguien que antes de disputar y asumir ya se ha ganado la posición, seguramente con ésa saldrá de sus funciones, de SEÑOR SENADOR RADICAL DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES.
miércoles, 13 de mayo de 2009
Nota 365. SR. SENADOR CARLOS FERNANDEZ. Un orgullo y una bandera.
Publicado por Ricardo Campero
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