La temperatura no era agobiante, impropia de los días de enero. Se aprestó el ataúd para el viaje final desde el Congreso, donde velaron sus restos, hasta la Recoleta. Una cureña estaba preparada conforme al ceremonial y honores que correspondía a un Presidente de la Nación.
Espontáneamente, decidimos llevarlo primero a pulso, y luego en hombros, que se fueron cambiando durante todo el trayecto. La bandera argentina que lo cubría abrazoo a Illia y pasó a ser bandera de la multitud que lo acompañó hasta su ultima morada.
A unos doscientos metros del inicio del recorrido, y desde su local partidario, jovenes comunistas salieron a los balcones y se encontraron con nosotros en la consigna de muchas luchas: El pueblo unido jamás será vencido. Fue la central durante el trayecto del cortejo. Al pasar junto a las Madres de Plaza de Mayo, estacionadas frente a la Iglesia del Salvador, nos unimos con la de Ahora resulta indispensable, aparición con vida y castigo a los culpables. Entre muchas estaba Nina (“la Gallega de la zona norte”) que nos acompaña hasta hoy en la militancia sanfernandina. Y la otra consigna, al pasar por la sede de los servicios de inteligencia del Ejercito: Se va a acabar la dictadura militar.
ver mas en http://www.argentinahola.com.ar/doc/arturo_illia.pdf
viernes, 18 de enero de 2008
Nota 79: ARTURO ILLIA: El recuerdo que elijo y el homenaje que prefiero.
Publicado por Ricardo Campero
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1 comentario:
Emotivo recuerdo. Interesantes reflexiones acerca del golpe a Illia y sus cómplices. Me quedo con algunas ideas:lo que el Che no vio en Salta y Perón,sí.
Me gustó lo de:Lágrimas en los ojos pero una sonrisa de esperanza. Si. Muy pocos meses después volvería la Democracia y se quedaría para siempre. Un abrazo.
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