El involucramiento popular reciente en la cosa publica, con muchos ingredientes de sociedad en red y demanda de información en tiempo real que tuvo su climax en el debate del Senado, produjo alteraciones en la valoración de los partidos políticos en el sistema democrático. Una oportunidad de éstos para reconstruirse, y que su calidad organizativa sean un dato de diferencialidad y competitividad.
Para que la era de la democracia de candidatos y partidos de ocasión efectivamente haya terminado, mucho deberemos contribuir desde el comportamiento político dentro de los Partidos. Si la nueva situación la tomamos como una indulgencia social nos equivocaremos, desaprovecharemos la oportunidad y condenaremos al Radicalismo a la extinción. Es que hay errores a corregir y obstáculos que remover para lograr continuidad, organizacion y estabilidad. Agreguemos idoneidad para afrontar ese gran dato de la sociedad del conocimiento cual es que de manera creciente se debe gobernar desde la fragilidad hacia la incertidumbre. La cosa publica es más compleja y las malas practicas (clientelismo, nepotismo, burocratizacion, trampas, etc.) no es una cuestión solo de la ética sino de campos minados para sobrevivir con certidumbre. Por otra parte, entre nosotros, vendrá inexorablemente un nuevo consenso superador del Partido de las lineas y las lineas de los dueños, en donde los que llegan son intrusos y los que salen son traidores.
Natalio Botana hace indicaciones sugerentes, inclusive con desafíos radicales, en http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1037126 . Particularmente cuando se plantea responder donde está el poder de los partidos en la nueva trama emergente del conflicto. "Junto con las reformas atinentes al federalismo y al régimen fiscal, la respuesta a este interrogante es acaso la tarea más exigente de nuestra política. En algún momento (y no podemos seguir postergando por más tiempo este punto de partida) habrá que poner en marcha la reconstrucción de los partidos. Decimos reconstrucción con todo el valor arquitectónico que tiene esta palabra: reconstruir las reglas de participación ciudadana en los partidos; reconstruir el diálogo entre grupos pertenecientes a un antiguo partido (esto es vital para el radicalismo); reconstruir, sobre todo, la ética que reclama un mínimo de lealtad dentro de estas organizaciones."
Finalmente, y por otra parte, lo que se consideraba una nueva Ciencia Política Argentina, ha fracasado y la causa principal hay que buscarla en sus argumentos propios del conocimiento vulgar, a los que pretendían darle carácter epistemologico, considerando al Kirchnerismo una categoría de época. Un voluntarismo, trágico para la Academia.
Natalio Botana hace indicaciones sugerentes, inclusive con desafíos radicales, en http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1037126 . Particularmente cuando se plantea responder donde está el poder de los partidos en la nueva trama emergente del conflicto. "Junto con las reformas atinentes al federalismo y al régimen fiscal, la respuesta a este interrogante es acaso la tarea más exigente de nuestra política. En algún momento (y no podemos seguir postergando por más tiempo este punto de partida) habrá que poner en marcha la reconstrucción de los partidos. Decimos reconstrucción con todo el valor arquitectónico que tiene esta palabra: reconstruir las reglas de participación ciudadana en los partidos; reconstruir el diálogo entre grupos pertenecientes a un antiguo partido (esto es vital para el radicalismo); reconstruir, sobre todo, la ética que reclama un mínimo de lealtad dentro de estas organizaciones."
Finalmente, y por otra parte, lo que se consideraba una nueva Ciencia Política Argentina, ha fracasado y la causa principal hay que buscarla en sus argumentos propios del conocimiento vulgar, a los que pretendían darle carácter epistemologico, considerando al Kirchnerismo una categoría de época. Un voluntarismo, trágico para la Academia.
Con el equivoco estrategico (y apologetico!!!) de que la confrontación como método es un buen generador de un nuevo consenso y orden. Quizás el ultimo gemido setentista.
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