Una discusión peligrosa se ha instalado con una fuerza increíble por la confrontación entre el Kirchnerismo y las corporaciones mediáticas. Estas empujan a un frente opositor con el único propósito de la derrota electoral del FPV que, desde la promoción de “crispaciones”, le ha hecho el juego a la derecha y nos pone en una situación bastante complicada.
La opción no es entre este bloque y el principismo romántico de viejos los intransigentes. Un frente progresista es necesario y posible para vencer con la UCR como su columna vertebral. Esto no implica renunciar a los acuerdos necesarios y multidireccionales para profundizar la democracia y asegurar el desarrollo. Por el contrario, presentarlos al debate público favorecerá a nuestros propósitos de justificar la aparente ineficiencia de la oposición y la estratégia de alianza entre pensamientos similares . Los acuerdos que hacen falta en Argentina son 1. Para la República- 2. Para el desarrollo económico y social y 3. Para la constitución de un frente progresista asumiendo el anterior desde nuestras peculiaridades.
En consecuencia proponemos uno destinado a la calidad y lealtad democráticas, otro para el modo social, territorial, sectorial de la distribución de la renta extraordinaria, la inserción internacional de Argentina y el modelo de acumulación y, finalmente, el político y social que sostenga las bases para el acceso al desarrollo y que el país gane en la necesaria certidumbre y fundamentalmente de carácter macroeconómico y de desarrollo de la infraestructura y otros recursos. Dada las peculiaridades del peronismo frente a las instituciones (con las que históricamente juega al límite) el Republicano es de las fuerzas de la oposición abierto al oficialismo. La carencia de un Acuerdo Republicano explica las debilidades de la oposición parlamentaria (HACE FALTA UN PROGRAMA PARA LAS OPOSICIONES QUE ATAQUE LOS PROPENCIONES DE LOS OFICIALISMOS Y PONGA FIN A LOS CICLOS HEGEMONISMO/FRACCIONALISMO PROPIOS DE LA ARGENTINA).
En esencia, lo que debería estar en disputa en las próximas elecciones es el modo de distribución y aplicación de la renta extraordinaria inédita desde mediados de los 40 y que decidió el perfil productivo argentino. Solo el peronismo lo tuvo entonces y que es el que retrasó el País en términos relativos (respecto a otros países). También disputaremos las bases (condiciones) institucionales, incluida la corrupción como condición necesaria para acceder al desarrollo.
La carencia de valoración social de “las necesarias diferencias” es lo que opaca la mirada sobre los frentes electorales. En una ciudadanía dividida y con un oficialismo prepotente, la tentación a un bloque electoral opositor único es alta. Oponerse a esa estrategia puede tener costos electorales si la cuestión no es afrontada desde la perspectiva de los acuerdos dichos anteriormente y una mayor explicación de nuestro colectivo político acerca de la necesidad de esas diferencias. Tenemos que salir desde posiciones débiles (“románticas o intransigentes”) por la precepción social que patrocinan sectores poderosos, favorecida por una opinión pública demandante de acuerdos. Es que las crispaciones Kirchnerista promueven las “unidades adiposas” y en las que salen ganando la derecha y los rencores. Algunos conceptos nuestros respondieron en las redes sociales a la ofensiva por un bloque de oposición único y que puede incidir, peligrosamente, en las elecciones abiertas de Agosto en el intento de captura de los famosos “independientes”. Entre ellos estarán los simpatizantes de De Narváez, Macri y Duhalde ya resuelta sus respectivas candidaturas. El objetivo electoral de los radicales mendocinos.
Nuestro camino electoral es doble. Por un lado concentrar en una opción un bloque político de electorados diferentes, dirigidos por pensamientos similares al nuestro. Por el otro, reconquistar electorados similares, los que perdimos en la crisis del 2001 y que están dirigidos por estructuras y personas diferentes a nosotros. Y debemos insinuar un tercero que, regresada sus bases a la UCR, retornen los dirigentes radicales que se fueron y aún no volvieron. (Ésta es una tarea postelectoral). Lo nuestro no debe aparecer como de una intransigencia romántica y principista sino de esencia de la visión de que más cerca del triunfo estamos por estos caminos. Rara paradoja la de la derecha radical que antes empujaba la individualidad partidaria y ahora amplía los márgenes a límites contarios al radicalismo como centro.
Y si con Macri, Duhalde y De Narváez le ganamos a Cristina, ¿después nos juntaremos con ella para ganarle a Macri, Duhalde y de Narváez?. Además no ganaríamos ni en uno u otro caso. La gente no nos votaría por hipócritas en las elecciones generales donde automáticamente se abriría una tercera opción, paradójicamente más cercana a nosotros. Y ese, además, no es el rol de los Partidos y las elecciones en el sistema democrático. “Todo cambio supone un momento de hibridez". Que ocurrirá lo determinan las condiciones económicas y la experiencia política reciente. Nosotros y el Kirchnerismo estamos en ese momento. Tratando de ejecutar discurso y relato luego de imaginar un nuevo bloque social de electorados diferentes. De producir una síntesis simbólica de los mismos para concluir en voluntad colectiva. Y convencer que ese cambio es posible (y mejor con nosotros). También promover voluntades que tengan más deseos que temor a los cambios. El revolucionario de acceder al desarrollo y el necesario de asumir el comando del Estado.
lunes, 4 de abril de 2011
Relato 554: DE FRENTES ELECTORALES Y ACUERDOS NECESARIOS
Publicado por Ricardo Campero
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