El mejor de nosotros. El que en las condiciones más adversas tendió una mano y fue el más transparente y leal adversario de sus adversarios. Salvo los fascistas y reaccionarios, a él puede contarse como el único amigo común de todos los argentinos. El que no hace mucho nos llamó a la unidad en la idea de fortalecer la amistad radical como fundamento de una argentina moderna posibilitada por una relación fraterna que supere viejos enconos que tienen fundamentos más objetivos y profundos que las subjetividades con las que juzgamos conductas.
Éste es el primer Día del Amigo sin su presencia física. Extrañando a nuestro amigo Raúl Alfonsín repito: "Él, que hizo sus deberes ya descansa. Nosotros debemos completar los nuestros".
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