sábado, 7 de febrero de 2009

Nota 329: Suspender retenciones y volver a los récord productivos


En la Nota 188: EXPORTACIONES Y SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO di cuenta de las nuevas peculiaridades de la agricultura de cara al cambio técnico. De hecho hemos sido, después de Estados Unidos, el país con mayor capacidad para apropiarse de tecnologías para la producción, particularmente con la revolución que implicó la siembra directa, el desarrollo de la genómica, con todo lo ocurrido en el mundo de los transgénicos, y los avances en la informática.
Mis desacuerdos con Cavallo y Prat Gay es por que no veo a la agricultura como un segmento del mercado mundial y aprovisionador de divisas, sino cumpliendo un papel integrador con todo el sistema productivo nacional y con la premisa de asumir la dualidad competitiva (y las fuentes distintas de las respectivas competitividades) entre el campo y el resto de la producción nacional y por lo que requiren de niveles distintos en el tipo de cambio.
Esas miradas no integran ni regional ni socialmente a la producción y desconocen el aporte de la economía de la innovación y los multiplicadores económicos, del mismo modo que la economía vulgar no se da cuenta que es la deficiecia del sistema fiscal y el fracaso de las políticas de ingresos las que viabilizan el propósito de atenuar el impacto de los precios en la canasta alimentecia. De hecho estos bajaron y las retenciones no . Así, ponen el debate (el de retenciones si o no) en un escenario infértil sin consideraciones del nivel del tipo de cambio y de la cuestión territorial y social. Desde allí no pueden explicarse la originalidad histórica del “derrame” de la agricultura de estos años sobre el sector urbano. Jamás había ocurrido tal cosa.
Me hago cargo con resignación de este nivel de retenciones como de carácter fiscalista y no como un compensador del sistema dual (diferentes competitividades con la industria y que cada vez es menor) y en lo que creo (con Aldo Ferrer, Furtado y Prebisch). Es una deuda pendiente de la democracia la construcción de una nueva fiscalidad. Más progresista.
Pero advierto, por que cada vez la frontera agroi-industria es menos visible, que el ajuste de esa dualidad, y al actual tipo de cambio, requiere de retenciones mucho más bajas.
Desde esta posición
1.Propongo que por la sequía, la caída de los precios y los efectos disuasorios a la producción que tuvo la gestión política de la Resolución 125, se suspendan transitoriamente los derechos de exportación a los productos agrícolas y con un plan fiscal de emergencia y reducción del gasto público inocuo para cubrir lo central del gasto estatal. De este modo recuperar un sendero de record productivos.
2. Que debe determinarse, para el momento del cese de la emergencia, un gravamen base que ajuste la dualidad antedicha. Un factor de relevamiento de las dos competitividades.
3. Que los niveles superiores al mismo sean coparticipables con destino condicionado a derivaciones municipales, al desarrollo local, la innovación tecnológica, la generación de empleo, el emprendedurismo y el asociativismo. Esto es, no a paliar los actuales gastos corrientes.
4. Que un nuevo orden fiscal sea funcional a la democracia inaugurada hace 25 años y a los desafíos del desarrollo. Desde nuestra perspectiva, bregaremos para que sean distribuidor de la riqueza. Una emergencia fiscal requiere atender el gasto sobre el que hay mucho colchón por las carácterísticas de la acumulación y dilapidación que instauró el kirchnerismo.
Estoy, en fin, proponiendo incluir en la campaña electoral una mirada estratégica sobre la cuestión.
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