Muchos jóvenes (de entre 16 y 18 años) están capacitados para
emitir su voto y más que no pocos mayores que si no tuvieran la obligación de votar se
quedarían en sus casas. Muchos amigos extranjeros, están
comprometidos con el País más que
esos que se quedan en sus casas o están más involucrados en las internas abiertas norteamericanas que en la realidad política argentina. Entonces,
asumamos que estamos frente a la posibilidad de una trampa irreversible y hay que
romperla simplificando la cuestión con la verdad y no creando nuevas divisiones, que por otra parte no la sentimos..
Si el propósito es “usar el voto” para habilitar una reforma constitucional con propósitos reelecciones
tomemos iniciativas contrarias a ese sentido. Propongamos un Acuerdo de Lealtad Democrática
a todas las fuerzas políticas para honrar la habilitación de ese voto sin
propósitos reeleccionistas. Esto es que la Presidenta de la Nación se
manifieste que no se presenta a reelección aún cuando la impulse para el
sistema constitucional. O qué, para los
términos de ese acuerdo, que esos votantes se incorporen recién en las
elecciones del 2015. Y si no lo acordamos, que vayamos a resolver la cuestión en una CONSULTA POPULAR.Y que se opongan a la misma que será lo que ocurrirá.
Y si lo hacen, tendremos
insumos políticos para elegir en las
elecciones del 2013 Diputados y Senadores que se comprometan con no acompañar
ninguna reforma constitucional con propósitos reeleccionista.
Y claramente no estamos con esos propósitos en función de la calidad
de la democracia y conforme al constitucionalismo moderno y no por que se trate
de Cristina Fernández de Kirchner.
Y evitemos el potencial divisionista que tiene la iniciativa
oficial hacia el interior de nuestro Partido y entre las fuerzas potencialmente
aliadas para defender las condiciones
republicanas y la calidad democrática. Y
mucho menos entre las potencialmente aliadas para un frente electoral de base
republicana y propósitos progresistas.
Hay que romper la trampa y no temerle a la política. La
trampa consiste en separarnos de los
jóvenes y de los extranjeros a los que no debemos negarle, sin más, la facultad de votar y que, así, lo
harán por ello. Y en la Historia Constitucional nuestra generación quedará
pegada a que una parte del electorado fue tal por propósitos ocultos que no
supimos poner en evidencia. O si el
triunfa el relato de ellos, que los quisimos proscribir.
Yo estoy comprometido con la política desde los 17 años y en
mi barrita de la esquina había otro de 20 que votaba y que en 1984 lo metimos
preso por torturador. Y lamentaba no
votar. Lo hubiera hecho por Illia. Él votó en blanco por que el peronismo
estaba proscripto. Una experiencia que
da para otra nota. Por que es toda una historia de contradicciones a la que vinimos a liquidar con Raúl Alfonsín. Esto es, evitar reeditarla, hace a valores alfonsinistas.
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