25 ANIVERSARIO
Hubieron absurdos desde los cuales se golpeó a nuestro gobierno. En materia deportiva uno de los más importantes fue el de un supuesto complot contra Bilardo para sustituirlo por Menoti en el Mundial 86. En el que brilló Maradona.
Y este absurdo tuvo circunstancias casuales que autorizaron las críticas hasta que se esclareció lo ocurrido. Salvo para el compañero Niembro que de vez en cuanto insiste sobre el tema. Las cosas fueron así:
Conozco a Cesar Luis Menotti desde mis épocas de la militancia estudiantil rosarina. Él fue una figura muy comprometida con el pensamiento progresista del mismo modo que yo un hincha apasionado de Rosario Central, no tanto como el correligionario Uzandizaga, En ese equipo brillaba El Flaco.
Era frecuente, en Buenos Aires, vernos en algunos lugares comunes con el común tema de fútbol y política. Conozco de sus angustias en el Mundial 78 y las estupideces que se dijeron sobre el particular. La naturaleza del vínculo lo testimonió él en su libro Fútbol sin Trampas, una cosa hermosa prorrogada por Serrat y dialogando con Capa.
El 25 de Mayo de 1986 a la salida del Tedeum en la Catedral de Buenos Aires, y sin advertir que había periodistas le dije a Michingo Orreilly: "Vos sos del rugby y no tenés la menor idea de lo que es el fútbol y lo que el representa para el sentir popular. Por que no lo sacan a Bilardo y lo ponen a Menotti sino pasamos un papelón en el Mundial." Todo en un tono jocoso evidente.
Orreilly era Secretario de Deportes, área que pertenecía al Ministerio de Salud y Acción Social a cargo de Conrado Storani. Conocido era mi vínculo con este distinguido correligionario ya fallecido. Yo era Embajador ante ALADI. La selección acababa de perder un Partido, y mal, en las preparatorias para el mundial que la consagraría campeón un mes después. Un amistoso con un seleccionado muy pobre y jugando muy mal. Había base, desde otros códigos, para la sospecha.
La noticia corrió como una bomba y que mi chiste era un mandato y que tenía carácter oficial. La verdad ni se me había ocurrido. Como tampoco jamás meter manos en el INDEC. Por formación política, supongo. Pero por sobre todo por que en uno u otro caso el Presidente Alfsonsín me hubiera puesto en órbita de una patada. Para nosotros la institucionalidad iba en serio.
Ganó las tapas de los diarios. Y debo decir que recibí tantos apoyos, entonces, como insultos después que se dió la vuelta olímpica en México.
En el Aeropuerto de Lima en Perú, y tiempo después, conversando con Bilardo le dije que nada que ver y él (que a pesar de que un mozo le habia dicho que nos había escuchado en un bar hablar sobre el tema) que me creía, Sé que luego insistió con la cuestión. No es el caso de Fernando Niembro que me da con un fierro de vez en cuando y no se si por su carácter peronista él y yo radical. Lo cierto es que así ocurrió aquello.
Una vez le pregunté a Cesar si toda la historia hubiera sido real, agarraba la selección. Me dijo que no por que en un mes hubiera sido imposible formar el equipo que a él le gustaba, además de consideraciones de carácter ético. En no pocas ocasiones nos juntamos los dos con Luis Brandoni y todo olía a cholulismo puro. Los tres fuimos con una columna juntos en los 100 primeros dias de democracia que festejamos en Plaza de Mayo. Ambos teníamos para festejar. Luis se habia tenído que exiliar por las amenazas a su vida durante la dictadura. Menotti me rescató de una brigada policial en Rosario y su mujer estudiaba en la Facultado donde resistimos a la gendarmería la noche que derrocaron a Illia. Nos unían otras cosas. La que impedían que se nos pase por la cabeza usar el poder para este tipo de complot que jamás ocurrió. Políticamente Niembro tiene motivos para proyectarse y suponer lo contrario. Yo ví en Tucumán una final entre la selección de mi Provincia y el Chaco que a los 90 minutos del final ganaba el equipo representativo de la entonces Pte. Perón y por los parlantes anunciaron que debían jugar 10 minutos más en honor al Goberandor de la Provincia. No era nuestro caso. Aún cuando amábamos el fútbol de Menotti y aborrecíamos el de Zubeldia y Bilardo. Pero eso ya es otra cosa.
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