Roberto Lavagna no tenia ningún derecho a agraviar, con su acto inconsulto, a las organizaciones y dirigentes políticos de distintos signos, inclusive independientes, que promovimos su candidatura a Presidente. Menos a defraudar al electorado que lo votó. Su acuerdo con Kirchner es básicamente amoral y un duro golpe a la ya debilitada confianza del pueblo en su dirigencia política a la que en otro espacio, y para otos espacios, nos referiremos y para no fugarnos del problema que tenemos.
Todos nos enteramos por un diario, solo uno y hasta en eso fue poco transparente, de tal decisión central a la política como es la de incorporarse formalmente a la estructura a presidir por el ex Presidente, lo que abona que la democracia, como estado de virtud, es una deuda pendiente en la Argentina a 25 años de reconquistada las instituciones. Como Bordón, después de las elecciones de 1995, violó el contrato moral que implica el voto del ciudadano con los candidatos a los que vota. Es mas, de un modo borocotizado. Entonces, el contrato electoral ha sido roto por el primer responsable en preservarlo. Ningún político, empresario, periodista, académico, sindicato pueden saludar como un acto de picardia o valentia politica este bochorno y sin premiar el todo vale, desconociendo las bases morales en que se asienta la vida institucional de un Pais que aspira al desarrollo en toda sus expresiones. No se trata del gol con la mano de Maradona por que no le suma ningun punto al Pais, por el contrario le resta. No es, tampoco una expresion de su soberbia, desde ella debio sentirse humillado. Fue una deshonra a la escuela publica de la que dice ser un producto: sus maestros deben sentirse avergonzados.
No fue de un modo inconsulto a concertar por UNA, y con el gobierno, politicas nacionales, se fue a subordinar (de eso se trata cuando se es minoria partidaria como se asume el ex Ministro). Dice que es en linea con las democracias europeas en donde conviven diferencias. Miente, ellas no se manifiestan para las elecciones por que van por un contrato electoral. Es un acuerdo de beduinos donde el jefe de una tribu se ha sometido en el desierto de ideas. Por las diferencias que dice conservar con el Gobierno los politicos se van de los partidos, no vuelven como en su caso y a una estructura de la que nunca participara. Lavagna es peronista pero nunca lo fue de estructuras y burocracia.
En la nota 1 con la que abrimos este blog, dábamos cuenta de la necesidad de concertar desde lo diverso y por eso UNA se presentaba a manera de una rueda con diversos rayos pero con dos centrales, el peronismo y el radicalismo. (a tal punto que fuimos con listas separadas en varios distritos). Concertar en el sentido de la foto de esta nota, que fue la de la Nota 1, en un local peronista los principales dirigentes del radicalismo y otros partidos de cara a la necesidad de afrontar la tarea difícil y pendiente de la concertación nacional. Y que no éramos lo mismo lo afirmábamos en el sentido de las diferentes miradas que sobre Illia tenemos con Lavagna. La necesidad de concertar es inalterable y estrategica a pesar de que hoy nos venciera lo amoral. No hay lugar para el gorilismo. No es verdad que todos los peronistas sean oportunistas, auque la inmensa mayoria de los oportunista sean peronistas.
Fuimos, recordemos, con un programa que tenia más diferencias que semejanzas con el gobierno actual, especialmente en el campo de lo institucional y la observación critica al hegemonismo que hace a la mala calidad democrática con lo que menoscaba la propia competitividad argentina, a lo que ahora abona Lavagna. Nos referimos a ello en varias notas. Claves a nuestra posición son la mencionada 1, la 8, la 25 y la 28. Allí la esencia de lo que pensábamos y ratificamos, aun esta grave defección etica.
En la Argentina Kirchner hoy nos desafía con la institucionalidad del peronismo y lo aceptemos. El fraccionalismo y el individualismo narcisista llevaron a una elección, la pasada, propia de democracias de candidato en vez de partidos y que puede ser la ultima, de nosotros tambien depende, de alta debilidad partidaria. Él ex presidente, y por estos atajos, apunta en la dirección correcta: la democracia de partidos, aun su visión estúpida de que todo conduce a una opción “centro progresista” vs. la derecha liberal. Una decision manifiesta de licuar al radicalismo y otras fuerzas nacionales.
Al radicalismo no le cabe una posición llorona. La indignación no es una política. Aunque nos haya timado. Aunque nos haya agraviado. Por lo tanto nos hagamos cargo del electorado que abandona Lavagna, de honrar los vinculos en UNA, incluido de los profesionales y organizaciones independientes que, ante falta de experiencia y fuerza que los contengan, hoy tienen como unica opcion la partida a su casa desde la desilucion del jefe del equipo que encabezara. Con varios estamos hablando para que sientan que esto no es inherente a la politica y que somos la opcion. . Nuestro fue el candidato a Vicepresidente y los principales protagonistas electorales, honremos el voto. Y honremos nuestra historia y las oportunidades que nos ofrece frente a tanta claudicacion moral.Y esto sera posible desde ferrea posiciones morales. Este 2008 es el 25 aniversario de nuestro triunfo sobre la dictadura militar y la burocracia sindical, una buena oportunidad para las innovaciones partidarias necesarias.
Y no invoquemos ahora alianzas probables a mas de 20 meses de los comicios legislativos sin antes hacer los deberes del caso para el fortalecimiento politico e institucional de la UCR y los radicales que no se fueron y que son otros que los que participamos en las estructuras que integramos y dirigen el Partido. Y desde alli acordar con las fuerzas que se decida. Cualquier otra cosa es fuga que tiene que ver mas con la sicologia y, aveces, tambien con la trampa. Nuevas manifestaciones de impotencia politica es por no buscar, en nuestra historia reciente, las claves de nuestros problemas por los que se tornan recurrentes e infinitos.
Nos esforcemos en ganar en institucionalidad, formar y promover nuevos cuadros y mejorar la plataforma con la que fuimos a la elección agregando un capitulo especial del valor de la ética dirigente y la moral militante como promotores centrales del progreso nacional. El kirnerismo es la variable progresista de la moral menemista.
En la foto del diario Clarín (al que tanto nuestro candidato a Presidente estigmatizaba y hoy lo favorece con el monopolio de la noticia- primer dato de fagositamiento-), faltaba Carlos Menem. Hay que contruir unidad de la diversidad, obviamente. En Argentina ya hay una opción que va en ese sentido.
Nosotros también debemos con las diferencias del caso. Si los ladrillos, como decía Yrigoyen, además de con barro se hace con bosta, el camino alternativo que nos corresponde es producirlo con mayores dosis de barro para que la construcción democrática no sucumba y con ellas las oportunidades que tiene nuestra Patria. Seguimos.
lunes, 4 de febrero de 2008
NOTA 83: Lavagna o una decisión amoral.
Publicado por Ricardo Campero
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