"La historia
Militar es inseparable del contexto histórico general y vale la pena que todo
el mundo tanto civiles como miembros de las Fuerzas Armadas estudien la
historia de las guerras”. La multipolaridad creciente es el signo del mundo
actual. La disolución de la Unión Soviética y de los regímenes comunistas de
Europa del Este y Mongolia fue la base de una nueva configuración del balance
de poder con nuevos actores de las características de China, Rusia, India y
Brasil. En aquel la cuestión fue la guerra fría y el ajuste sobre la “periferia”.
En ese contexto se explica la Revolución Cubana que sobrevivió al “desmerengamiento”
(un Neologismo de Fidel Castro) de una de las grandes potencias atómicas del
Siglo XX. En ese contexto debe interpretarse la lucha armada,
esa Revolución y al mismo Che Guevara en el 45 Aniversario de su asesinato en
Bolivia. Comparto un testimonio que me llena de orgullo y que vienen de mis
amigos Froilan Gonzalez y su esposa, Adys Cupull, para mí, los
principales biográfos del Che. No solo los valoro desde largas conversaciones
en La Habana y Buenos Aires sino que me motivaron desde “Un Hombre Bravo”, libro
que me impresionó por su veracidad desde hechos que conocía directamente como
el registrado en Tucumán, en momentos que nacía la Franja Morada en Rosario, y en
donde prestaba el servicio militar. Y que por otra parte me motivó a leerlo y
releerlo. Ayer me
hicieron llegar el testimonio de más abajo.
Toda una distinción que comparto a la vez que adelanto el de los
protagonistas norteamericanos, rusos y cubanos de la crisis de los misiles de Octubre y que pone al mundo “Al
borde del Abismo” como se denominó ese documental que compartiré y que muestra
y explica muchas cosas, entre otras que el mundo es lo que es y no un territorio
de seres sufrientes por la radiación nuclear.
ESTADOS
UNIDOS Y EL ASESINATO DEL CHE. Por
Froilán González y Adys Cupull.
Han pasado
cuarenta y cinco años del asesinato del comandante Ernesto Che Guevara, del
peruano Juan Pablo Chang-Navarro Lébano, el Chino, el boliviano
Simeón Cuba Sanabria, Willy, la muerte a causa de graves heridas en el
combate de la Quebrada del Yuro del cubano Alberto Fernández Montes de
Oca, Pacho o Pachungo, y del traslado de los cadáveres de los
cubanos René Martínez Tamayo, Arturo, Orlando Pantoja Tamayo, Antonio
u Olo, y del boliviano Aniceto Reynaga Gordillo, Aniceto, pero informaciones obtenidas
por su hermano Modesto aclaran que fue herido en la Quebrada del Yuro y
asesinado en La Higuera el día 9 de octubre..
Cometido el
crimen y ante la repulsa mundial, el gobierno de Estados Unidos y la
CIA, su aparato de manipulación y sus incondicionales
servidores han tratado de hacerles creer a la
opinión pública que fue una decisión de los militares bolivianos y que ellos
nada tuvieron que ver con el crimen.
Las
investigaciones históricas demuestran que el 8 de octubre de 1967 en la ciudad
de La Paz, aproximadamente a las seis de la tarde, se efectuó una reunión entre
los generales René Barrientos, Alfredo Ovando y Juan José Torres, con el
propósito de analizar los mensajes recibidos desde La Higuera y Vallegrande;
ellos no sabían qué hacer y no se tomó ninguna decisión. Solo se evaluaron los
acontecimientos y las informaciones obtenidas hasta ese momento y solicitaron
que las mismas se ampliaran, así como conocer nuevos detalles de lo que estaba
pasando.
Barrientos se dirigió a la residencia del embajador norteamericano y desde allí
se comunicaron con Washington. A las nueve de la noche fue interrumpido para
entregarle un mensaje desde Vallegrande, donde le solicitaron instrucciones de
cómo proceder con los prisioneros, pero él no tenía aún decidido qué hacer y la
respuesta fue que debían mantenerlos vivos hasta esperar nuevas instrucciones.
Aproximadamente a las once de la noche, el
presidente boliviano, a través de Douglas Henderson, embajador norteamericano
en Bolivia, recibió un mensaje desde Washington, donde indicaron que el Che
debía ser eliminado.
La decisión de asesinar al Che estaba tomada en Washington desde 1960. Después
del fracaso de la invasión por Playa Girón, asumió la jefatura de la CIA
Richard Helms, quien continuó el Proyecto Cuba, que contemplaba el asesinato de
Fidel, Raúl y el Che, y la imposición, mediante la fuerza militar, de un
gobierno en La Habana afín con los intereses de Estados Unidos. Ellos
aseguraban, sistemáticamente, que la Revolución Cubana sería derrotada en
cuestión de meses. Dentro de sus planes se propusieron eliminar a sus
principales líderes.
En 1962 se creó en Washington un grupo especial ampliado, integrado por George
Mc Bundy, asesor presidencial sobre Seguridad Nacional; Alexis Johnson, por el
Departamento de Estado; Roswell Gillpatrick, por el Pentágono; John Mc Cone,
por la CIA, y Lyman Lemnitzer, por el Estado Mayor Conjunto. Todos tenían la
misión de dar cumplimiento al Proyecto Cuba.
El 19 de enero de 1962 se reunieron en las oficinas del Secretario de Justicia
norteamericano, donde se les informó que el asunto de Cuba tenía la primera
prioridad para el gobierno de Estados Unidos y debía resolverse sin economizar
tiempo, dinero, esfuerzo ni recursos humanos.
En el encuentro también se aprobaron varias acciones encaminadas a destruir la
Revolución Cubana y, en especial, la eliminación física de sus dirigentes.
Por ello, cuando se recibió en la capital norteamericana la información de
que el comandante Ernesto Che Guevara se encontraba prisionero y herido en la
escuelita de La Higuera, no fue necesario discutirlo. La CIA, el Departamento
de Estado, el Pentágono y el Presidente norteamericano tenían tomada la
decisión desde mucho antes.
La decisión de eliminar a Fidel Castro, Raúl Castro, Ernesto Guevara y otros
dirigentes de la Revolución Cubana fue adoptada durante el mandato del
presidente estadounidense Dwight D. Eisenhower, y se mantuvo en los planes
de la CIA durante las administraciones de John F. Kennedy (1961 a 1963) y su
sucesor Lyndon B. Johnson (1963 a 1969). La participación de la CIA en planes y
asesinatos políticos de dirigentes extranjeros fue reconocida en la
investigación congresional encabezada por el senador Frank Church en 1975.
Ninguna persona sensata puede creer que si el gobierno de los Estados
Unidos, la embajada norteamericana en La Paz o la CIA querían al Che vivo para
interrogarlo, llevarlo a una base militar en Panamá o lo que estimaran
conveniente, como sostienen desde 1997, alguien en Bolivia se hubiera atrevido
a matarlo.
Pensar que fue una decisión enteramente
boliviana es desconocer la realidad del país andino en aquellos años y el papel
de la CIA y de la embajada de Estados Unidos en los países de América Latina.
Es como decir que la Operación Cóndor es una ficción y que Estados Unidos no
tiene nada que ver con los crímenes, secuestros, desaparecidos y torturados en
esa etapa de la historia de América Latina. Sería como afirmar dentro
de 20 años que la invasión, los crímenes y torturas en Afganistán, Iraq, Libia,
Palestina o en la ilegal Base Naval de Guantánamo es un invento de los
revolucionarios y fue decisión de los militares locales, sin que Washington
tuviera participación. Es como sostener que las cárceles secretas de la CIA o
los vuelos con prisioneros utilizando aeropuertos europeos es una falsedad.
El Che y los asesinados en La Higuera no fueron una excepción en la ola de
represión, crímenes y desaparecidos que se vivieron en esos años y
constituye un deber ético señalar a los culpables, cómplices,
encubridores, manipuladores, tergiversadores y justificadores. Ese
sería un homenaje más, en el cual muchos honestos militares bolivianos estarían
del lado de la verdad y la justicia, porque a partir de los acontecimientos de
la guerrilla, dentro de las fuerzas armadas de Bolivia se generó una corriente
de toma de conciencia sobre las realidades de su país y el sometimiento a
Estados Unidos.
En ocasión del XX aniversario del asesinato del Che se organizaron varios
homenajes en ese país, que fueron criticados acremente por un diputado
reaccionario. Le respondió públicamente el capitán de corbeta Jaime
Paredes Sempértegui, con cédula de identidad 2015115, quien después de considerar
al Che como a un héroe, le preguntó al diputado:
“1.
¿Sabía usted que en la campaña del Chaco después del cerco de Boquerón nuestros
‘Enemigos Paraguayos’ recibieron como a verdaderos héroes y les rindieron
homenaje como a tales al Gral. Marzana y los pocos hombres que resistieron el
cerco? Algunos de ellos viven aún, pregúnteles si en nuestro propio país
les rendimos ese tipo de homenajes.
”2.
¿Sabía usted quiénes fueron los que nos entregaron la urna con las cenizas del
Coronel Eduardo Abaroa que descansan en la Iglesia de San Francisco? Nada más
ni nada menos que nuestros ‘Enemigos Chilenos’ con la siguiente frase en letras
de bronce ‘Homenaje del Ejército de Chile al héroe de Calama Don Eduardo
Abaroa’.
”Honorable
Diputado: Por estos hechos y actos históricos tanto Fuerzas Enemigas como
amigas tributan homenajes de respeto a los héroes cuando son considerados como
tales.
”Finalmente
debe usted saber que la guerra no es cuestión privativa de los soldados. A lo
largo de la historia, siempre la guerra ha afectado a la vida civil, y en los
tiempos modernos, la Suprema dirección de la guerra ha venido a ser incumbencia
de los políticos, que son civiles y no militares, por otra parte, en la guerra
total, la industria y las energías civiles quedan absorbidas en el esfuerzo
bélico.
”Por
estas razones, la historia Militar es inseparable del contexto histórico
general y vale la pena que todo el mundo tanto civiles como miembros de las
Fuerzas Armadas estudien la historia de las guerras.
”En
base a estas simples consideraciones creo personalmente que el ‘Che’ merece ser
respetado como el ‘Comandante de América.”