
Espontáneamente, decidimos llevarlo primero a pulso, y luego en hombros, que se fueron cambiando durante todo el trayecto. La bandera argentina que lo cubría abrazoo a Illia y pasó a ser bandera de la multitud que lo acompañó hasta su ultima morada.
A unos doscientos metros del inicio del recorrido, y desde su local partidario, jovenes comunistas salieron a los balcones y se encontraron con nosotros en la consigna de muchas luchas: El pueblo unido jamás será vencido. Fue la central durante el trayecto del cortejo. Al pasar junto a las Madres de Plaza de Mayo, estacionadas frente a la Iglesia del Salvador, nos unimos con la de Ahora resulta indispensable, aparición con vida y castigo a los culpables. Entre muchas estaba Nina (“la Gallega de la zona norte”) que nos acompaña hasta hoy en la militancia sanfernandina. Y la otra consigna, al pasar por la sede de los servicios de inteligencia del Ejercito: Se va a acabar la dictadura militar.
ver mas en http://www.argentinahola.com.ar/doc/arturo_illia.pdf
Emotivo recuerdo. Interesantes reflexiones acerca del golpe a Illia y sus cómplices. Me quedo con algunas ideas:lo que el Che no vio en Salta y Perón,sí.
ResponderEliminarMe gustó lo de:Lágrimas en los ojos pero una sonrisa de esperanza. Si. Muy pocos meses después volvería la Democracia y se quedaría para siempre. Un abrazo.