viernes, 19 de febrero de 2010

Nota 486: La derrota en Chile

Nota 485: UCR: Y premisas para un programa de movilización y de confianza

Conrado Storani. Presidiendo la Convención Nacional de 1983 y fundamentando el programa de gobierno.

No se puede formular un programa político sin acordar visiones sobre el rol del Estado, la inserción internacional de argentina y la cuestión de los recursos humanos (la dotación técnica del factor). Como ocurrió con el de la Alianza, cualquiera y por mejor fundamentos académicos que tenga, será insuficiente y carecerá de la condición de ser de movilización y de confianza, inherente a una fuerza política de la naturaleza del radicalismo. Consecuentemente estará condenada al fracaso. Los partidos fantasías o fragmentos de la crisis del 2001 pueden tener los propios desde la inspiración e improvisación de sus liderazgos individualistas o ser la conclusión de un trabajo de consultoras.
También dos premisas de carácter histórico, comprender que las fuerzas neoliberales y conservadoras nos infligieron una derrota cultural en la década del 90 (en realidad se ejecutó en la del 80 y gobernó los 90) y que en el 2001 ocurrió una crisis económica y social que tuvo un efector devastador en el sistema de partidos. Y así fue no solo en el este europeo, sino también en Italia y otros países.
Una derrota cultural ocurre cuando las fuerzas propias asumen, internizan y promueven programas, relatos y códigos del enemigo (asumimos que identidades como la radical tiene enemigos políticos y adversarios sociales). El impacto en nuestras filas de las proclamas hegemónicas en el mundo fue letal y solo Alfonsín, y es uno de los tantos motivos de la movilización que trajo aparejada su muerte, resistió el aluvión en una suerte de estrategia de fortaleza y su relato fue mas incidente en los foros internacionales (especialmente en los espacios socialdemócratas) que en las diezmadas fuerzas radicales.
Es central asumir, en primer lugar, que involucraba la valoración de su gobierno (con conclusiones negativas por cierto y diferentes de las actuales) y que lo que ocurrían en Argentina era un fenómeno mundial. Eran tiempos de Reagan y de Thacher y sus concomitantes latinoamericanos: Color de Melo, Fushimori y Menem. En la infraestructura del fenómeno estaba la primera configuración de la globalización y sus tres factores centrales: la desvalorización del Estado, la liberación del comercio internacional y el auge de las comunicaciones (y de los comunicadores como actores políticos!).
Este arsenal político de fuerte base económica y tecnológica se articuló y usó de manera contemporánea a nuestro gobierno (1983-89) y cristalizó en los 90. Se llevó puesta a una de las dos potencias mundiales (la URSS), e hizo cundir el pánico en las fuerzas socialdemócratas al punto que su versión española proclamaba el fin del estado de bienestar y que fue motivo no pocos debates en el seno de la socialdemocracia (son “las amigables diferencias” que Felipe Gonzalez reconoce tuvo con nosotros).
Y resultó un espejismo que pulverizó naciones, profundizó las brechas entre los países y en Argentina, las más exagerada de sus expresiones, concluyó con la implosión del 2001 y con el gobierno de la Alianza que tenía un gran programa formulado desde un ambiente de alta calidad técnica pero que no se asumió como de una categoría o en un contexto histórico como el que propongo se valore. La devastación neoliberaral no hubiera ocurrido sin el peronismo cuya esencia y fuerza social se puso al servicio de la más reaccionaria transformación ocurrida en la historia argentina.
Comprender todo esto es crucial para formular programas a la vez del carácter histórico de la producción y el comercio y una estructura internacional que sale de la crisis no sin revalorizar el rol del Estado y con un mayor impulso a la sociedad del conocimiento en donde se gobierna cada vez más desde la fragilidad a la incertidumbre. Expresada al extremo que una Consultora del gobierno conservador griego puso en jaque a toda la Unión Europea con sus técnicas de “contabilidad creativa”, un modo de definir ahora las trampas. Como el INDEC, digamos.
En todo este ambiente, los radicales tenemos la necesidad de consensuar una concepción acerca del rol del estado, de la inserción internacional argentina y la cuestión de los recursos humanos. Esto es responder a preguntas cómo en donde debe participar el Estado si asumimos debe estar en la economía, y en qué carácter. Cuál es la inserción argentina en el mundo de caras a las asimetrías en el Mercosur y las limitaciones que impone una visión apologética del mismo. Y el papel que puede cumplir una nueva dimensión integradora como la que da el idioma español en auge en Brasil y Estados Unidos y propicia para bienes y servicios de alto nivel tecnológico y paralela a una estructura demandante de nuestros comoditis y propicio para alimentos diferenciados (sus fortalezas resistieron la crisis y no impactaron en sus precios). Al final ocurrió conforme a lo que preveíamos en la nota a propósito de una disertación en el MPA sobre el valor del conocimiento en la estructura de nuestra inserción internacional. http://ricardocampero.blogspot.com/2008/09/nota-187-exportaciones-y-sociedad-del.html
Finalmente la cuestión crucial de la gestión política del conocimiento y el recurso humano. Con quien gobernar, Cómo distinguir los títulos principales de los accesorios, cómo liberarnos de la dependencia de las “burocracias del saber” tan mediocres como cercanos a nosotros con la otra manifestación nefasta del desastre 80-90 como lo fue la decadencia de las capas medias y su propensión a un vínculo infértil con el Estado. Muchos de nuestros cuadros compraron el discurso del enemigo, otros claudicaron asumiendo como inevitable e irreversible la derrota y se volvieron oportunista , y otros en esa misma idea se quedaron en los entornos de los bloques legislativos, petrificados en una estrategia de fortaleza de la que el progresismo radical debe salir.
Y esto es posible si el programa se construye desde el consenso (un nuevo contrato político radical) sobre las cuestiones acá planteadas.
La revalorización del gobierno de Alfonsín y los atributos histórico de su liderazgo nos permitió la reconciliación con la sociedad. La asunción de la derrota cultural será vital para la construcción de un relato que nos permita enriquecer el programa, a la par de una nueva economía y una nueva política que es la clásica nuestro pero en los capítulos nuevos que el acontecer internacional nos obliga a estudiar, debatir y difundir.
Y si así ocurre, el radicalismo profundizará sus ventajas como partido político y será el suyo un exitoso gobierno. Buena la iniciativa del Comité Nacional al respecto. Y Hipólito Solari Irigoyen es una garantía desde la Presidencia de una Convención integrada por muchos talentos. Como lo fue la que articuló la de 1983, con Conrado Storani a la cabeza.
En próximas notas nos referiremos a las cuestiones cruciales del rol del Estado (debe ser activo y de punta), la inserción internacional de Argentina (debemos impulsar una nueva) y la gestión política del conocimiento y el recurso humano radical (diezmado en la estructura partidaria pero excelente y excedente en los ambientes en donde se construye saber).
"Entre las ruinas de la derrota cultural de los 80-90 encontraremos las brujulas que nos indiquen el norte de la redención nacional y social".

jueves, 4 de febrero de 2010

Nota 484 LA REVOLUCIÓN RADICAL DEL 4 DE FEBRERO DE 1905


Insignia de los revolucionarios (de solapa)
Un acontecimiento determinante para la construcción de la República democrática. Comandada por Don Hipólito es de los movimientos armados que perdidosos militarmente resultan victorioso en lo político: el objetivo que se procura.

En Rosario tiene una importante presencia obrera de parte de luchadores sociales. Inclusive de anarquistas y entre ellos el que dio el nombre a la Biblioteca de calle Mitre donde nació la Franja Morada y en donde escuchamos el relato de algunos aún sobrevivientes. NOTA 10: FRANJA MORADA:40 ANIVERSARIO-26 DE AGOSTO Cuando las luchas trabajadoras por sus derechos sociales coinciden con las por los derechos ciudadanos los partidos políticos explican su base obrera (Suecia). No es el caso de Argentina y Estados Unidos por qué los obreros luchan por sus derechos en tanto ciudadanos. Un fenómeno explicado en El Político y el Científico, un libro en homenaje a Portantiero. http://ricardocampero.blogspot.com/2009/11/nota-465-muy-bueno-y-para-conocer-cosas.html